El director del CIAE de la Universidad de Chile, Juan Pablo Valenzuela, quien además es especialista del Observatorio por las Trayectorias Educativas de Chile – iniciativa del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la U. de Chile; la Fundación Súmate del Hogar de Cristo; el Centro de Justicia Educacional (CJE) de la PUC; el Centro de Investigación para la Educación Inclusiva (EduInclusiva) de la PUCV; y el Departamento de Políticas Educativas de la U. Alberto Hurtado – argumentó que es relevante promover acciones orientadas a prevenir la exclusión escolar.
06.12.22
En el mes de noviembre se difundieron los resultados del MINEDUC, respecto de los estudiantes de enseñanza básica y media que abandonaron el sistema escolar entre los años 2021 y 2022. Al respecto, el especialista del Observatorio por las Trayectorias Educativas de Chile y director del CIAE de la Universidad de Chile, Juan Pablo Valenzuela, señaló que, si bien “es muy importante ocuparse de que cada niño, niña y joven deba tener asegurado el derecho a la educación en Chile, porque cada uno de ellos cuenta”, también es necesario no dejarse llevar por la cifra en sí misma, sino que es relevante estudiar y analizar las causas reales de la exclusión escolar, más allá de los efectos propios de la pandemia.
“No debemos olvidar que hace poco tiempo, los indicadores nos mostraban que cada año eran excluidos del sistema escolar chileno 65.000 estudiantes, cifra que logramos reducir gradualmente hasta alcanzar casi 41 mil estudiantes en 2018 y casi 46 mil en 2019, lo que representó mínimos históricos para nuestro país. Teniendo en cuenta este antecedente, el incremento observado en la medición más reciente, donde 50.500 estudiantes excluidos del sistema escolar, requiere un análisis en profundidad”, comentó el director del CIAE.
“En esta línea, los recientes resultados sobre exclusión escolar entregados por el MINEDUC, reflejan que, contrario de la evidencia histórica, se observa un notable incremento entre los estudiantes de los primeros años de enseñanza básica que abandonan el sistema. A ello, debemos agregar que la magnitud, en términos absolutos, entre 1º y 4º básico, en 2022 se incrementa en 50% o más a la registrada para estos grados en 2018. Es decir, la mitad del incremento se explica por niños y niñas de entre 1º y 4º básico” agregó.
“Si este resultado solo reflejara la exclusión escolar sería gravísimo, porque pondría en riesgo la continuidad educativa en el sistema regular de miles de niños y niñas de corta edad. No obstante, podrían estar influyendo en esta cifra otras variables. Por una parte, podría estar asociado a otros fenómenos como los vinculados a procesos migratorios de familias extranjeras que se van del país y, por ende, retiran a sus hijos del sistema escolar y, por otra, a familias chilenas que están emigrando con mayor intensidad que en la década pasada, lo que podría ponernos frente a un espejismo de un efecto asociado a la pandemia”, explicó Juan Pablo Valenzuela.
En esta misma línea, el especialista del Observatorio por las Trayectorias Educativas indicó que “cada niño y niña importa”, pero es necesario reflexionar sobre si los resultados observados son un efecto directo de la pandemia o existen otras variables que están incidiendo en la estimación cuantitativa de la exclusión escolar. Por ello, enfatizó en que el diagnóstico debe realizarse sobre evidencia sustantiva, ya que al tomar solo las cifras generales podríamos equivocar el análisis y concluir que la mayoría de estos estudiantes fueron excluidos debido a la pandemia.
“Por el contrario. Sabemos que la pandemia está generando enormes efectos nocivos en otros indicadores. En la actualidad, tenemos datos objetivos que nos permiten afirmar que se ha incrementado considerablemente el porcentaje de estudiantes que no están excluidos, pero que tienen una altísima inasistencia a clases presenciales, lo que refleja que para ellos el 2022 fue un tercer año de deterioro en su desarrollo y aprendizaje, además de ponerlos en riesgo de repitencia y exclusión en pocos años más”, analizó Valenzuela.
“Adicionalmente, también sabemos que tenemos un alto porcentaje de niños, niñas y jóvenes que mantienen una alta brecha en su bienestar socioemocional y en su nivel de aprendizaje respecto de lo que era la situación pre-pandemia”, continuó.
“Estos datos son reportados sistemáticamente por las y los directores de jardines infantiles, escuelas y liceos, en el marco de un monitoreo educacional realizado por el CIAE, con apoyo de la PUC, el Ministerio de Educación y la Subsecretaría de Educación Parvularia, lo que nos indica que necesitamos con urgencia trabajar desde ahora para apoyarlos durante este verano, como también para llegar mejor preparados al inicio del año escolar en marzo. De esta manera, podremos impulsar una mayor asistencia de todos los estudiantes y, al mismo tiempo, diseñar estrategias efectivas que avancen a mayor velocidad en el cierre de las brechas detectadas”, concluyó el director del CIAE de la Universidad de Chile.
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